Uruguay concluyó un año electoral marcado por la participación de casi la mitad de la población mundial en procesos democráticos. Con la victoria de Yamandú Orsi en las elecciones presidenciales, el país se prepara para una serie de desafíos en el escenario internacional. El nuevo gobierno, que asumirá el 1 de marzo, enfrenta un panorama global marcado por la reelección de Donald Trump en Estados Unidos, tensiones geopolíticas y desafíos en la región.
La toma de posesión de Trump, prevista para el 20 de enero, tendrá lugar antes de que Orsi preste juramento como presidente. Este segundo mandato del líder republicano promete mantener una línea similar a su anterior administración, con énfasis en el control migratorio, las tensiones con China y sus críticas a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Sin embargo, un cambio significativo será el nombramiento de Marco Rubio como Secretario de Estado, un político con fuertes vínculos con América Latina y una visión estratégica para la región.
Durante su etapa como senador, Rubio estuvo interesado en fortalecer las relaciones bilaterales con Uruguay. En 2022, enfatizó la importancia de equilibrar las relaciones comerciales con China y promover un mayor intercambio con Europa y Estados Unidos. Su nombramiento podría abrir nuevas oportunidades de cooperación en áreas como seguridad, comercio y tecnología espacial, aunque también plantea desafíos para Uruguay, que mantiene una relación pragmática con China como su principal socio comercial.
Para los exportadores uruguayos las decisiones de la nueva administración estadounidense serán claves. Según Carmen Porteiro, presidenta de la Unión de Exportadores, las políticas comerciales y monetarias de Trump podrían afectar los costos estructurales y el acceso a los mercados internacionales. La apreciación del dólar y la evolución de las tasas de interés son factores que pueden afectar tanto al comercio exterior como a las finanzas públicas de un país.
En este contexto, Ignacio Bartesaghi, experto en relaciones internacionales, cree que las prioridades de Trump en América Latina se limitarán a temas específicos como México y Cuba. En cuanto a Uruguay, cree que la relación podría beneficiarse de un enfoque pragmático, aunque sin esperar grandes cambios en la dinámica regional. Además, señala el interés de Trump y Rubio en figuras como Javier Milei, el presidente de Argentina, que podría influir en el equilibrio político del Mercosur.
Mercosur será uno de los grandes desafíos para el nuevo gobierno uruguayo. La relación con Brasil y Argentina, sus principales socios, estará marcada por la tensión entre Luiz Inácio Lula da Silva y Milea, dos líderes con visiones encontradas y una relación distante. A esto se suma la resistencia de países europeos como Francia a la ratificación del acuerdo Mercosur-Unión Europea por preocupaciones ambientales y comerciales. Emmanuel Macron, presidente de Francia, dejó clara su posición cuando dijo que no apoyaría el tratado en su forma actual, añadiendo presión a las negociaciones del bloque regional.
A nivel interno del Mercosur, Uruguay necesita definir su posición respecto de las reformas económicas de Argentina y el impacto que estas reformas podrían tener en la región. Con elecciones legislativas programadas en Argentina para 2025, las políticas de Mileio dependerán del apoyo que pueda mantener en el Congreso, lo que generará incertidumbre sobre la estabilidad económica y política en el país vecino.
Incluso a nivel global, el escenario no es menos complejo. El nuevo gobierno uruguayo asumirá el cargo en el contexto de conflictos prolongados, como la guerra en Ucrania, que comenzó en 2023, y la crisis en Gaza, que estalló tras un ataque de Hamás en octubre de 2023. Ambos conflictos han polarizado a la comunidad internacional. y plantean desafíos para países pequeños como Uruguay, que intenta mantener una política exterior equilibrada basada en el respeto al derecho internacional.
En Nicaragua y Venezuela, la consolidación de regímenes autoritarios sigue siendo un problema para la región. Nicolás Maduro iniciará un nuevo mandato presidencial tras unas elecciones que gran parte de la comunidad internacional ha calificado de fraudulentas, mientras Daniel Ortega impulsa reformas constitucionales que concentren aún más poder en su persona y la de su esposa, Rosario Murillo. Estas situaciones refuerzan las diferencias en América Latina y complican los esfuerzos de integración regional.
En este entorno, Uruguay debe actuar con cautela para defender sus intereses y mantener su reputación como país democrático y estable. El desafío para el gobierno de Yamandú Orsi será equilibrar las relaciones con actores clave como Estados Unidos, China y sus vecinos regionales mientras enfrenta presiones internas y externas de un panorama global en constante cambio.
La política exterior del país estará marcada por la necesidad de diversificar mercados, fortalecer su posición en el Mercosur y adaptarse a un mundo cada vez más multipolar. Con un liderazgo que promete continuidad en algunos aspectos y cambio en otros, el nuevo gobierno uruguayo tendrá la oportunidad de consolidar su papel como actor relevante en la región y más allá. Sin embargo, el éxito dependerá de tu capacidad para dominar las complejidades de este escenario y aprovechar las oportunidades que surjan en el camino.