En dirección a los 37 años —los celebrará el 22 de mayo—, Novak Djokovic considera que debe reenfocar ligeramente el método para seguir abrillantando una carrera de ensueño. Dice el serbio que las rutinas, la alimentación y el proceder espartano seguirán ahí, pero que ahora debe disfrutar un poco más y despejar la mente cuando no está en la pista. “Es algo que no he podido hacer durante casi 20 años, así que ahora soy más selectivo a la hora de decidir cuándo y dónde compito, e intento hacer otras cosas cuando no juego; esto me permite invertir más tiempo con mi familia y disfrutar de otro tipo de actividades, como ir a ver a Jokic [su compatriota] contra los Lakers o pasear por Los Ángeles. Ahora tengo más tiempo. Trato de encontrar el equilibrio, porque quizá he sido algo robótico. Así que estoy intentando disfrutar”, afirma Nole, al que estos días se le ha visto jugando al fútbol con otros compañeros del circuito, peloteando con algunos universitarios de UCLA o riéndose con la actriz Charlize Theron durante un evento benéfico.
Del mismo modo, el balcánico se dejó caer recientemente por el palco de LA Galaxy con su hijo Stefan para ver en directo a Leo Messi, con el que ya había coincidido en agosto en un restaurante de Nueva York. Y desde la distancia, Mánchester, opinaba el cañonero Erling Haaland, devoto del número uno de la raqueta. Preguntado por su deportista favorito, el delantero del City deslizaba: “Me encanta Novak. Se muestra tal y como es, y lo que ha conseguido es increíble. Además, venía de la nada… Así que, más allá del fútbol, me quedo con él”.
El caso es que, como ya quedó demostrado en enero, Djokovic no va a tenerlo nada fácil esta temporada. A la ascensión de Carlos Alcaraz se ha sumado el auge imparable de Jannik Sinner y el italiano dio un serio aviso en Australia, el reino del serbio. Allá, Nole sucumbió al frenético ritmo de bola impuesto por el joven tirolés en las semifinales y perdió el comodín que históricamente le ha permitido abordar el resto del curso con un extra de confianza. Campeón en las antípodas en cuatro de las cinco últimas ediciones, diez de los veinte años que se estira su carrera profesional, esta vez no pudo alzar el título. “La racha iba a terminar algún día”, expresó entonces. “Pero esto no es el principio del fin. Simplemente no he estado a la altura”, prolongó el rey del circuito, que se enfrenta a la misma circunstancia que en 2009, 2010, 2014, 2017, 2018 y 2022, una vez que ya había cogido vuelo y ganado un grande: sin el colchón inicial del Open, la vida es más difícil. No imposible, eso sí.
En tres de los años citados, Djokovic cerró el año sin festejar ningún grande, pero en otros tres logró atrapar al menos un major; sucedió en 2014 (Wimbledon), 2018 (Wimbledon y US Open) y 2022 (Wimbledon). En cualquier caso, el número uno siempre ha incidido en que la buena base obtenida en Melbourne tradicionalmente le ha liberado, y a la vez le ha servido para trasladar un plus de presión sobre los demás; en especial, sobre Nadal y Federer, quienes durante una década en total, se han visto obligados a remar a contracorriente en la carrera anual entre los tres. En esta ocasión, el balcánico cedió tras 2.195 días y 33 partidos imbatido, pero confía en disparar el nivel de nuevo y cazar alguna recompensa en los tres Grand Slams restantes —aparte del caramelo de los Juegos de París—. No será por experiencia: con 1.310 pulsos a las espaldas, los mismos que Ivan Lendl, es el tercero con más apariciones tras Jimmy Connors (1.557) y Federer (1.526).
“Él siempre vuelve”, indica el director de Indian Wells, el alemán Tommy Haas; “cada vez que no gana un torneo lo vemos como un fracaso y cuando perdió en Australia dijimos: ‘¡Oh, no, Djokovic ha perdido!’. Pero es absurdo. A Novak no podemos descartarle nunca. Él siempre será el favorito”. Desde Australia, el legendario Rod Laver le auguraba también una campaña próspera: “Seguro que ha aprendido de la derrota [contra Sinner]. Precisamente por eso ha tenido tanto éxito. Estoy convencido de que volverá más fuerte y todavía más motivado”.
El tenista de Belgrado no pisaba el desierto californiano desde 2019, a raíz de su negativa a vacunarse contra el coronavirus, y reluce junto a Federer como los dos jugadores masculinos más laureados del torneo, con cinco trofeos ambos. De entrada, el domingo firmó una sufrida victoria contra Aleksander Vukic, que le arañó un parcial (6-2, 5-7 y 6-3) antes del segundo choque, ante Luca Nardi (123º). “Puedo hacerlo mejor, sin duda. Debo ser autocrítico. Mejoraré conforme avance el torneo”, vaticinó, sin haberse olvidado del todo del último paso por Melbourne: “Durante la mayor parte de mi carrera, empecé la temporada levantando ese trofeo, y eso me hizo navegar casi siempre con el viento a favor. Empezar así te aporta confianza y alivio. En esta ocasión, creo que no tuve el tiempo necesario para descansar entre una temporada y otra, aunque ese día Jannik jugó mucho mejor que yo, absolutamente merecido. Llevo cinco semanas sin competir [desde la caída en derrota ante Sinner], pero me siento genial por estar otra vez aquí”.
ALCARAZ SE EXHIBE ANTE ALIASSIME
A. C.
Carlos Alcaraz progresó hacia los octavos del torneo al imponerse en el turno diurno al canadiense Felix Auger-Aliassime por 6-2 y 6-3, en 1h 17m. El español, muy serio de inicio a fin, logró un triunfo holgado y sin contratiempo alguno frente a un rival de capa caída, que domina el cara a cara entre los dos (3-2), pero que desde el curso pasado se ha desinflado.
El joven norteamericano, de 23 años, llegó a ser el sexto mejor del mundo en noviembre de 2022, pero no consigue enderezar el rumbo y ha descendido hasta el 31º peldaño del ranking. Se quedó en cinco golpes ganadores y cometió otras tantas dobles faltas. Nada pudo hacer esta vez ante un creciente Alcaraz que firmó cuatro roturas, se gustó en la red —15 aciertos en las 18 aproximaciones— y registró tan solo cuatro errores.
“He jugado a un nivel muy alto, de la primera a la última bola”, valoró el de El Palmar, que en la primera ronda cedió un set ante Matteo Arnaldi. “Han sido meses complicados porque mi confianza bajó un poco, sobre todo después de Buenos Aires. Me fui de Australia con buenas sensaciones, pero después no me he sentido todo lo bien que me gustaría. No es una cuestión de resultados, sino de sensaciones. Ha sido un poco difícil ser yo mismo”, agregó.
En la próxima estación, el murciano de 20 años se medirá en la jornada del martes con el húngaro Fabian Marozsan (58º), que en el único precedente entre los dos ganó contra todo pronóstico; fue en la tercera ronda de Roma, la temporada pasada. “Soy un chico que mira mucho el móvil, y aunque la mayoría de los comentarios son positivos, ves alguno malo y no es fácil. Así que estoy intentando aislarme, ser yo mismo y disfrutar”, prolongó Alcaraz, cuyo tobillo —dañado hace dos semanas en Río— sigue respondiendo con garantías.
También cumple Jannik Sinner. El italiano, de 22 años, batió al alemán Jan-Lennard Struff por 6-3 y 6-4, y conserva el pleno de victorias en esta campaña: 14 de 14. Son 17 duelos consecutivos imbatido. El martes se enfrentará al estadounidense Ben Shelton (7-6(5), 3-6 y 7-6(5) en un atractivo encuentro.
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