Recientemente, la conversación telefónica entre Donald Trump y Vladimir Putin ha captado mucha atención, sobre todo porque Trump presumió sobre su diálogo con el mandatario ruso, subrayando un aparente progreso hacia la paz en Ucrania. No obstante, los frutos del diálogo no resultan ser tan relevantes como algunos anticipaban.
En las últimas horas, la conversación telefónica entre Donald Trump y Vladimir Putin ha generado una gran expectación, especialmente porque Trump hizo alarde de su intercambio con el presidente ruso, destacando lo que parecía ser un avance hacia la paz con Ucrania. Sin embargo, los resultados de la charla no parecen ser tan significativos como algunos esperaban.
La conversación, que duró más de dos horas, no solo se centró en el tema de la paz, sino también en asuntos más ligeros, como discusiones sobre el hockey sobre hielo, algo que, según medios rusos, alimenta la percepción de una relación amistosa y cordial entre ambos líderes. Esta actitud distendida es posiblemente algo que el Kremlin desee destacar, ya que presenta a Putin como alguien que está volviendo a la política global tras años de aislamiento.
La llamada de más de dos horas se ha destacado no solo por el tema de la paz, sino también por otros aspectos que parecían más triviales, como las discusiones sobre hockey sobre hielo, algo que, según los informes de los medios rusos, alimenta la narrativa de una relación amigable y cordial entre ambos presidentes. Esta naturaleza relajada de la conversación es probablemente algo que el Kremlin querrá resaltar, ya que hace que Putin parezca estar regresando a la escena política global después de años de aislamiento.
El presidente ruso, que enfrenta acusaciones graves, como las de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional, parece haber logrado, al menos en apariencia, una pequeña victoria diplomática. Los medios rusos celebran la conversación como una especie de regreso triunfal a la política global, donde Rusia, por fin, tiene un interlocutor dispuesto a negociar. En contraste, Estados Unidos se muestra menos comprometido con los términos rusos, especialmente en lo que respecta a las demandas de Putin, como la cesación de los envíos de armas y de inteligencia a Ucrania, que han sido claves para la resistencia del país invadido.
A pesar de las expectativas previas, no hubo señales claras de que Trump intentara presionar a Putin o manifestara una reprimenda severa por la invasión de Ucrania. En lugar de adoptar una postura firme, el mandatario estadounidense ha mostrado una actitud más moderada y dispuesta al diálogo. Esto marca una diferencia significativa con las recientes interacciones entre otros líderes, como el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, quien fue confrontado en la Casa Blanca hace solo unas semanas.
Aunque el diálogo no ha conseguido avanzar de manera significativa hacia la paz que muchos esperaban, para los ucranianos esto podría representar una pequeña victoria simbólica, ya que ofrece, en cierto sentido, un respiro en medio del conflicto. Para la diplomacia estadounidense, el resultado es más bien desalentador, puesto que no se ha logrado un avance real en el cese de las hostilidades. Sin embargo, en el Kremlin, es probable que se perciba como un día positivo, ya que marca un momento en que Rusia ha vuelto a participar en conversaciones diplomáticas, algo que no había sido posible bajo administraciones anteriores.
Aunque la conversación no ha logrado avanzar significativamente hacia la paz que muchos esperaban, para los ucranianos esta podría ser una pequeña victoria simbólica, ya que representa, en algunos aspectos, un respiro en medio del conflicto. Para la diplomacia de Estados Unidos, el resultado es más bien decepcionante, ya que no se ha logrado un progreso real en el cese de las hostilidades. Sin embargo, en el Kremlin, la jornada se verá probablemente como un buen día, pues marca un momento en el que Rusia ha vuelto a sentarse a la mesa de negociaciones, algo que no era posible bajo las administraciones anteriores.
En definitiva, lo que parecía ser una oportunidad para avanzar en la resolución del conflicto con Ucrania ha quedado en gran parte como una fachada diplomática. Putin, por su parte, ha logrado lo suficiente para proyectar una imagen de avance en la paz, mientras que Trump, con su enfoque más conciliador, podría haber ofrecido a Putin lo que este necesitaba para mantenerse relevante en la escena internacional, sin comprometerse a un cambio sustancial en el conflicto.